26 mar 2017

¿EL XOLOITZCUINTLE, PATRIMONIO CULTURAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO?


Por: Raymundo Flores Melo.

Llegábamos a la Plaza de la Constitución. Un porcentaje importante de su superficie estaba ocupada con templete, sillas y varios locales para exhibición, promoción y venta de productos, además de otras actividades relacionadas con los perros.

Uno de los objetivos de la instalación de la Primera Exposición Canina en el Zócalo era la de entregar, por parte de la Federación Canófila Mexicana, al Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, la petición para nombrar al perro xoloitzcuintle como patrimonio cultural e ícono de la  Ciudad de México.

Dábamos los primeros pasos por la expo, cuando por el sistema de sonido, el señor Mancera, después de recibír la propuesta, hablaba sobre este can “originario” de la ciudad. Entre la cantidad de años que dijo que tenía la raza y su desconocimiento sobre el xolo, quedamos incrédulos: “es un perro originario de esta ciudad, es originario de la Ciudad de México”, sentenció.

¿Acaso, no tiene asesores que le impidan decir barbaridades? En fin. La declaratoria fue hecha. Luego comenzó la exhibición de xoloitzcuintles en la que participaron una cantidad regular de xolos sin pelo y pocos peludos.

Lo sobresaliente del evento, del 12 de agosto de 2016, fue la mesa de cartonería dedicada al xoloitzcuintle y su relación con el  inframundo prehispánico, en la que se pudieron apreciar una representación del dios Xólotl y de varios perros pelones, así como la exposición de alebrijes de todos tamaños y colores que estaban junto.

¿El acto aportó algo importante a la raza? ¿Cuáles fueron los saldos de la acción mediática? Quizá, si fuera lo fundamental, la promoción ocuparía un importante lugar, sin embargo, el que el jefe de gobierno haya cometido el desliz de anunciar al xolo como originario de la ciudad, y el que esa información se repitiera en varios medios arroja un resultado adverso.

Es posible, si lo queremos ver de forma positiva, que el señor Mancera estuviera hablando de aquella pensión de perros en Coyoacán[1], rentada por el coronel británico Norman P. Wright, para poder albergar a los recién llegados xoloitzcuintles de varios lugares de Guerrero (Arcelia, Poliutla, Teloloapan e Iguala); es decir, que se estuviese refiriendo a los  dieciséis perros colectados en 1955 que formaron parte del acervo o pool genético que dio origen al xolo actual[2]. Sólo así se entendería el exabrupto.

A partir de esa fecha, en las redes sociales, podemos ver cápsulas y videos que “nos informan” sobre el xoloitzcuintle “originario” de la gran Ciudad de México, que al igual que la aportación de un importante portal de noticias, dejan mucho que desear por su falta de investigación y documentación, pues ni de pasada mencionan la región que fue cuna del xolo: La cuenca del río Balsas.

Sin lugar a duda, el perro xoloitzcuintle es parte del patrimonio biocultural de México y es necesaria su adecuada preservación legal, misma que debe ir más allá de los intereses de la FCM y de algunos más que intentan hacerlo franquicia para su usufructo. Esperemos que pronto el xoloitzcuintle sea reconocido como patrimonio de todos los mexicanos.

Marzo de 2017.


[2] VALADEZ AZÚA, Raúl y Gabriel Mestre Arrioja. Historia del xoloitzcuintle en México. México, UNAM-IIA-MDOP-Cámara de Diputados, 1999, pp. 29-31

20 mar 2017

¿EN SERIO, LEÍSTE SOBRE XOLOITZCUITLES?


Por: Raymundo Flores Melo

El 15 de marzo del presente año, en el Portal Aristegui Noticias, en la sección llamada NIÑOnautas, la conductora Kirén Miret hablo sobre el perro xoloitzcuintle.

Dijo que esos perrillos eran muy feos, que tenían un copetillo ridículo, muchas verrugas en el cuerpo, que eran de color gris oscuro y, de manera despectiva, les llamó “perruchos”. Hizo una apología del pasado prehispánico del animal resaltando su relación exclusiva con el inframundo y su función como alimento “exquisito” para los antiguos mexicanos.

Los comentarios iniciales del video están fuera de toda objetividad, sin embargo, lo peor es que la parte que pretende ser histórica no tienen sustento y mucho menos la que toca al color del xolo.

Las fuentes documentales que relacionan al perro con el mundo de los muertos no hablan solo del xoloitzcuintle, tratan de los perros mesoamericanos en general. En cuanto a ser usado como alimento de la población prehispánica, los vestigios que indican tal práctica no son numerosos.  

En lo tocante al color, tal parece que ni por curiosidad leyó la norma racial de la Federación Canófila Mexicana ni mucho menos vio fotografías de xolos por la internet para darse cuenta de los colores y tonalidades existente en los xoloitzcuintles sin pelo.

Después de una oleada de criticas a su trabajo periodístico, decidió el 17 del mismo mes, a manera de “disculpa” – ella lo llama aclaración -, a hacer un nuevo trabajo llamado El xoloitzcuintle parte 2, donde dice haber recibido algunos comentarios por tratar con desprecio  a este perro mexicano, refiriendo, una y otra vez , que no le parecía bonito y volviendo a recetar a su honorable audiencia el contenido de su anterior participación.

Agregando que los xolos eran importantes por su valor histórico. Además puso en claro que eran animales de compañía,  alimento ritual y que eran sacrificados para acompañar a sus dueños al Mictlán. También señaló que son una especie endémica, cotizada y valorada;  que eran perros caros e inteligentes, grandes vigilantes y compañeros.

Para cerrar con broche de oro dijo, que cree en la diversidad y que su programa es un espacio que ofrecen datos de divulgación científica e historia. Si en realidad esto es así, me pregunto el por qué no habló de los xolos peludos y de la gama de colores que tienen; y el motivo que tuvo para volver a hablar de la supuesta liga excepcional entre los xolos y el reino de los muertos.

El programa NIÑOnautas está dirigido a la población infantil, en ello radica lo malo del asunto. ¿A caso los niños pueden recibir información incompleta o que falte a la verdad? En la red hay trabajos serios sobre el xolo que pudieron ser consultados, como el del doctor Raúl Valadez y el señor Gabriel Mestre, titulado Xoloitzcuintle del enigma al siglo XXI, o bien la obra de Marco Antonio Hernández Escampa-Abarca, que se llama Sobre Etnozoología Urbana: los Colores del Xoloitzcuintle.

Terminamos la nota diciendo:  las periodistas que no leen, no nos gustan ni tantito.


Marzo de 2017.